Después de la tormenta llega la calma. Este viejo refrán no solo impulsa el ánimo hacia el optimismo, sobre todo cuando las circunstancias son adversas, sino que ilustra cómo la situación puede cambiar rápidamente y pasar a una situación más favorable en poco tiempo.
Ello explica, de alguna manera, lo que ocurre hoy con el Sector Inmobiliario. Tras un 2020 marcado por las difíciles consecuencias sanitarias y económicas que trajo la pandemia, las expectativas para el 2021 apuntan a que el mercado inmobiliario crecería más de 7%, debido a las mejores perspectivas que tienen las empresas y a las facilidades dispuestas por el Gobierno, según lo indicó recientemente la Cámara Peruano de la Construcción (Capeco).
Si bien la necesidad de adquirir o alquilar viviendas es permanente, desde el último semestre, las inmobiliarias perciben una mejora porque el mismo sector impulsó aún más las herramientas y las aplicaciones tecnológicas para facilitar el proceso de la búsqueda de un hogar y propiciar un mayor acercamiento entre cliente y propietarios.
Según lo detallado en el portal digital Properati, entre tendencias del sector, debemos mencionar, principalmente, la experiencia virtual inmobiliaria. Nos referimos al uso de herramientas digitales de comunicación como las fotos, los videos, la streetview y la implementación de tours o recorridos con realidad virtual 360°, los cuales van cobrando mayor interés en el consumidor y se han convertido en una suerte de salvavidas para las inmobiliarias.
Entonces, la aplicación de tecnologías digitales, permite utilizar plataformas más atractivas y visuales que le permite conocer a totalidad el proyecto inmobiliario. El reto, entonces, queda en la capacidad de las empresas en adaptarse a los canales digitales y de comunicación.
Por otro lado, el confinamiento y sus múltiples efectos exigen al sector la aplicación de la tecnología como un recurso tangible de la propiedad. Por ejemplo: el diseño de una casa interconectada, la implementación de un proceso de búsqueda basado en datos (Big Data) y el complemento con avances de comportamiento como el teletrabajo o la producción de vehículos eco-amigables.
Y, ya que mencionamos al Big Data. Mediante la combinación de la tecnología, la inteligencia artificial y este último, las viviendas que comenzaron con la llamada transformación 3.0, ahora son capaces de aprender del comportamiento de sus ocupantes y personalizar su hogar. Este es un punto que las inmobiliarias deben empezar a tomar en cuenta para la implementación de sus estrategias y posibles captaciones.
No podemos dejar de mencionar como otra tendencia el uso de herramientas analíticas. Tal como precisa el portal Inmoblog, algunas plataformas inmobiliarias ya cuentan con la posibilidad de conocer la evolución del precio promedio de las viviendas, utilizando filtros como la cantidad de metros cuadrados, el número de habitaciones, el precio promedio en el sector, entre otras. Sin duda, una herramienta relevante no solo para quien busca una propiedad, sino para quien desea venderla o alquilarla.
En suma, la combinación entre el uso de las herramientas digitales, las propiedades y las condiciones del confinamiento curiosamente crearon un ambiente nuevo donde las inmobiliarias aprendieron a convivir entre el mundo virtual y el físico. Este nuevo contexto, ciertamente seguirá propiciando nuevas alternativas para lograr la cercanía con el cliente y mejorar su experiencia de búsqueda y compra. Y, de paso, nos recuerda que, ocurra lo que ocurra, finalmente las cosas terminan encontrando su equilibrio y rumbo.